Una aceptación llena de esperanza
Este artículo ha sido traducido por Perkins International Oficina Regional América Latina y el Caribe.
John Bateman
¡Nunca te rindas! ¡Pelea la buena batalla! ¡No te detengas!
Estos son algunos ejemplos extraídos de libros con consejos que se ofrecen a los padres de niños con discapacidad. Por lo general, personas que tienen las mejores intenciones, como lo son los miembros de la familia y los amigos, intentan alentarnos con estas frases motivacionales, las cuales se vuelven frecuentes, especialmente después del nacimiento de un niño con discapacidad.
Nuestros seres queridos solo han visto que la vida nos golpea tan duro hasta el punto de dejarnos sin aliento. No saben que decir, solo se nos quedan viendo cuando estamos abatidos, heridos y conmocionados.
En las semanas y en los meses siguientes al nacimiento de nuestro hijo, nos damos cuenta que todos los consejos que tienen las mejores intenciones, no son de gran ayuda. Por supuesto que no hay nada malo en las frases: nunca rendirse, pelear la buena batalla o no te detengas, pero estas pierden su propósito por dos razones:
Primero, este tipo de consejo implica que siempre estaremos en una batalla. No sé ustedes, pero no me gusta la idea de levantarme cada día y ponerme mi armadura para luchar. Mantener una constante batalla en la mente puede ser que funcione para algunas personas, pero para el resto de nosotros no es la mejor solución.
Segundo, no es muy realista. Un padre nunca renuncia a sus creencias, por ejemplo: Los padres podrían sufrir una depresión severa en caso de creer que su hijo con discapacidad pueda ser curado, ya sea por intervención médica o divina y que esto nunca llegue a suceder. Otro caso similar en el que puede llevar a una depresión es cuando una madre tiene fe absoluta en que su hijo logrará llegar a una determinada fase de desarrollo, sin importar la condición del mismo.
¿Entonces, Cuál es la mejor solución para esto? ¿Cuál es la mentalidad apropiada para los padres de un niño discapacitado?
No pretendo tener una solución que funcione para todos, pero cinco años de experiencia me han llevado a concluir que es la mejor actitud equilibrada que se puede tomar. Específicamente: una aceptación llena de esperanza.
¡Sé que cada palabra en la frase “Acepta la tragedia”! No tiene el mismo significado en decir “Pelea la buena batalla” pero creo, bien que mal, que es la respuesta más apropiada de las dos.
No estoy insinuando que debemos andar por ahí tristes y serios todo el tiempo, solo por nuestra forma de aceptarlo, ya que esto no es para nada la mejor actitud a tomar. Tampoco quiero quitarle importancia al poder que tiene el apoyo de nuestra familia y de nuestros amigos; ya que un comentario positivo de un amigo en un día particularmente malo puede ser lo que exactamente necesitábamos.
Sin embargo, creo que un pensamiento positivo por sí solo, carece de fortaleza para mantenernos en este largo camino de lucha. Nuestra aceptación nos mantiene firmes y sanos. Nuestra esperanza es una fuente importante de energía que nos alienta para afrontar retos difíciles.
Mi mayor deseo para ustedes es que logren encontrar el equilibrio exacto, de hecho, es lo yo también deseo para mí.
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